Okinawa

El 21 de junio de 1945 terminó uno de los episodios más terribles que el mundo civilizado haya vivido, una cantidad inmensa de nobles guerreros resistieron una invasión tanto como pudieron y muchos civiles fueron obligados a suicidarse. En un cielo no muy lejano dos seres observaban esta historia.
-Dadá por qué se hacen esto nuestros hermanitos? -Es parte de su crecimiento, Bushi, su planeta es aún muy joven y necesitan aprender mucho para desarrollarse. -Pero... duele, duele tanto. -La muerte? La muerte es parte natural... -No, no la muerte, eso -Oh, el asesinato disfrazado de ritual suicida. Sí, es aberrante, pero nada que no seas capaz de comprender, pequeño, Bushi. -No quiero ir a ese planeta Dadá, no quiero, duele mucho. -Entiendo, eso que te conmueve ahora es justo lo que llevarás contigo cuando decidas ir, justo lo que necesita de ti ese planeta. Lo comprenderás pronto, mi noble hijo. -Y si acabamos con esto ahora? Podemos hacerlo, verdad? -Sí, tenemos el poder para detener su crecimiento en un momento grave de crisis, pero me temo que eso solo retrasaría algo importante que deben vivir. Además, siento que un breve periodo de paz se acerca, luego de un crimen galáctico por el que uno de nuestros hermanos pagará muy caro, muy muy caro, un crimen atroz. Oh, hijito, te necesitan tanto. -No sé si pueda Dadá, tengo miedo. Sé que estaré protegido y que algunos me escucharán, pero temo perderme entre tanto sufrimiento y olvidar quien soy. -Oh, pues teme cuanto quieras, hijito, ese temor es pasajero y cuando el amor en tu corazón solar se desbordé serás capaz de nacer en la Tierra y sembrar un camino de paz como el que nos trajo hasta aquí a tu madre y a mí hace dos mil años, por cierto se hace tarde y no hemos recogido ninguna manzana gigante será mejor que nos demos prisa. Sabes que le gusta comer pie mirando el inmenso mar dorado esperando que lleguen más hermanitos. -No entiendo por qué comemos sí no lo necesitamos. -Es parte de nuestra preparación para la Tierra, allí tampoco lo necesitaremos, pero durante un tiempo será necesario. -Mira Dadá se acaba la guerra, se acaba la guerra. -Aún no pequeño hijo, aún no, todavía tienen que aprender mucho de sí mismos y de nosotros esos terrícolas. Te he hablado de la prisión del pensamiento?

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