Una observación poco sustanciosa.

"Su aterido cuerpo no era más que un bloque de hielo. Tembló espasmódicamente, vi en sus ojos el fuego de la vida congelándose, luchando por derretir a la muerte. No lo comprendí. No habría comprendido nada que tuviera que ver con ese sujeto. Nunca lo había visto, nunca había caminado por la calle por las puras como hoy. Lo vi dejar su estado agónico. Ya no convulsionaba, sonrió y no entendí su sonrisa ya que estaba muerto. 
El piso estaba mojado y así su ropa, y la mía y los edificios a nuestros alrededores. Hacía frío pero se podía andar sin saco, tal y como y estaba. Vi en sus ojos una vez más pero ya no había nada, nunca hubo nada, además de las lágrimas que gritaban dolor. Vi en su pecho algo extraño: un papelito. Nunca me habría dado cuenta de él, nunca me habría fijado en alguien en la calle. Él era diferente, estaba muerto... y callado. Agarré el papelito con disimulo, como a quien se le cae algo, lo leí. Nunca pensé que algo tan de drama, tan trágico le podría ocurrir a alguien. Pensé que solo se le ocurría a esas mentes llenas de historias sumamente inverosímiles a las que les pagan por decirnos unas cuantas mentiras. 
Miré al cielo, por pura bronca, sin ninguna razón en especial. En dos días era fin de año, uno nuevo comenzaba, ¿realmente hacía alguna diferencia? ¿Hacía una puta diferencia un fin de año, vale la pena celebrar que estamos vivos? No fui más allá de eso pues mi mente estaba llena de mierda y solo saldría mierda de ella. Pasa que cuando estás encabronado por la sociedad todo te parece injusto, y es injusto de mi parte juzgarla; ella se juzga a sí misma con sus actos. Pasaba también que no tenía trabajo, más mierda; ¿a quién le importa un puto trabajo? Podría estar muerto. Y estaré muerto de hambre y sin casa si no trabajo. Pero estaré vivo, sin nada. ¿Qué vale esta vida si no tienes nada? Si todo propósito tiene que convenir de alguna forma a la sociedad. Más mierda. 
Miré por el rabillo del ojo y la gente se empezaba a aglomerar. Más hipocresía. "¿Qué le pasó, buen señor? ¿Lo conoce?" Como si hiciera alguna diferencia conocerlo o no, como si en realidad doliera algo la muerte de alguien más, el sufrimiento ajeno. En estos años de mi vida, llenos de un horror real y de un miedo irreal, me he dado cuenta que uno ha de vivir por sí mismo, preocuparse por su dolor sin ir más allá de tu círculo. Y tu círculo eres tú y nadie más. Todo estamos solos al final del día. Nacemos en soledad y morimos en la más infinita soledad, los que están alrededor nos son útiles o no. Así de simple. Nos entretienen o no nos entretienen, tienen nuestros interés o no los tienen; cada bifurcación atiende a un estímulo nuestro. Cada elección hecha por alguien más cae en un prejuicio y lo podemos odiar por ello, ¿nos dimos la tarea de conocerlo? No, pero lo odiamos, porque si le gusta tal cosa es la representación de tal cosa y por tanto es más mierda.
La llovizna empezaba a caer y el drama emergía como la diarrea en un mal día. Más hipócritas se acercaban. La sirena empezaba a aullar con su canto fúnebre. Reí. Nadie comprendió mi risa, nadie comprendió lo cómico de la situación. Nadie vio que estábamos en un malnacido drama de T.V., que éramos la sucia comedia de la que alguien más se reía, y si yo me reía de ella, iba a ser la queja social que él sujeto que nos observaba quería y si hacía un discurso melodramático, sería el sentimentalismo que él querría ver. Porque somos la mierda que los demás quieren ver, o no la somos y nos critican. Todos somos críticos, ¿has visto a esos seudocríticos de segunda de las revistas? Es la misma tontería. Su juicio vale más por un título, porque han leído las críticas de otros críticos que los antecedieron, porque conocen más incidentes... ¿A quién mierda le importa? A ti, a mí, a todos.
Creí que alguien se reía conmigo, creí que comprendía lo cómico de la situación, mas no fue así. Lo vi enfurecido, preguntándome que quién me creía, ¿quién me iba a creer? Nadie. No soy nadie, tú eres nadie, tal y como yo soy nadie y me río de todos, del todo que conformamos cada uno de los nadies que somos pero del que ninguno de nosotros quiere formar parte mas queremos encajar en ello, ¿no le ven la ironía? ¡Ahí están los adolescentes, queriendo ser diferentes, y ahí están, en grupos de personas iguales a ellos! ¿No es acaso la identificación parte de la diferenciación de cada uno? Todos somos nadies y nadies somos todos. Estamos unidos por un lazo que nos desprende, y balbuceo porquería, ¿te lo creíste? Mal por ti, a mí no me pagan por esto, así que probablemente está mal. Y tú, jodida persona de la clase media, ¿de qué te quejas? Yo me quejo de mí mismo, porque quejarse por los demás no cambia nadie. Pero eres un hijoputa y un hipócrita, así que mejor aléjate de mi camino."
Sacado de una grabación marciana en una colonia humana, 2105. 

1 comentario:

  1. Más que un texto parece una opinión. No es muy preciso el fondo; en realidad, falta mucho aquí y allá.

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