Una mente perturbada

Ficción conmemorativa en relación al asesinato de John Lennon, fallecido el 8 de diciembre de 1980. Un viaje a la mente de Mark David Chapman,sus aficiones, sus motivaciones, en los minutos previos al asesinato.

Una mente perturbada

Magnicidio, bonita forma de llamarlo. El solo nombre ya hace que se lo distinga de las demás muertes. ¿Por qué es llamado así?, suena a grandeza, nos separa, nos divide. Todos somos iguales ante la muerte; pero él no. Él es diferente, él es grande, yo solo un insecto, una pequeña mancha.
De alguna forma hay una contradicción en mí, lo admiro y a la vez le odio, una voz me dice que lo haga, la oigo todo el tiempo: Mátalo, mátalo, mátalo. No quiero hacerlo, hace unas cuantas horas salió del edificio y me dio un autógrafo, fue amable. ¿Es todo lo que quieres?, me preguntó cortésmente luego de firmar. Asentí.
Le comenté mi logro a todas las otras personas circundantes al edifico Dakota, bonito lugar, según me dijeron fue utilizado en la filmación de Rosemary´s baby de Roman Polanski. Compartí con ellos mi felicidad, lean, lean, ha puesto la fecha, 1980, ¿quién hace eso? Felicitaciones, bien muchacho, lo conseguiste, me dijeron luego de ver firmado el disco que recién había comprado para la ocasión: el Double Fantasy. Enmarcar el disco y largarme, eso es lo que debo hacer. Lo he conseguido, he estado tres días aquí y lo he conseguido, ¿por qué no me puedo largar? Es fácil. Solo necesito tomar un taxi, ir al hotel, dormir, despertar, tomar el avión, y estaré en casa donde me espera mi esposa Gloria. ¡Vete!, ¡vete!
Hasta tengo una foto, un tal Paul Goresh me tomó la fotografía, le dije que le daría cincuenta dólares por ella, le insistí, le rogué que se quedara conmigo a esperar que regresara; pero no me hizo caso. "Regresará, estoy seguro que regresará!, le grité antes que se fuera sin voltear. Yo tenía miedo de lo que iba a hacer, ¡traté de impedirlo! Quería conversar, evitar las jodidas voces. Paul vendrá mañana, eso dijo, me lo prometió, lo hará. Es por eso que no puedo irme. ¡Sí!, por eso. Pero eso no importa.
Ahora la única cosa que me incomoda es saber el motivo por el cual me preguntó si quería algo más luego de que me firmara el disco . Acaso sabía lo que en verdad quería, algo se lo decía, le advertía. Tenía el revólver, 38 Special de Charter Arms, en el bolsillo. Pude haberlo sacado y gritar: ¡Sí maldito quiero algo más! Cinco disparos y todo habría acabado. Todo el mundo sabrá mi nombre.
Soy Holden Claulfield, su encarnación, esa es la verdad, yo sé que el libro de Salinger, Catcher in the Rye, habla de mí. Debo librar al mundo de él y sus falsas canciones, es mi regalo para el mundo. La hipocresía, no odio nada más con tanta intensidad que la hipocresía, juro por Dios que lo hago. Ojala no regrese, se ha ido, me han dicho que no volverá, que se ha ido al estudio a grabar, que se quedará allí. ¡Volverá!, ¡volverá!, ¡lo sé! Y cuando vuelva, lo haré, si me das la oportunidad… ¡lo haré!, sí.
Las diez y cuarenta, camino con la idea de irme y regreso sobre mis pasos, me voy y regreso, me retiene, algo me retiene. No he venido por el autógrafo, lo sé. Ha sido amable, me largaré. No, no he venido por el autógrafo. No soy nada, no soy nadie. La calle está vacía, solo yo con mi alma. Una limosina se estaciona luego de diez minutos, la puedo ver desde el arco del Dakota, ¡es él!, ¡ahora, es ahora!, ¡no!, ¡no! Espera… aún no. Acaba de pasar por tu lado, entrará al hotel y todo concluirá, no tendrás otra oportunidad, todo habrá sido en vano, habré perdido mi tiempo. Ya has descartado el matar a la famosa actriz de los ojos violetas y al presidente. ¡Es ahora!
Disparo sin piedad, cinco disparos mientras me da la espalda, es mi momento, escucho los gritos desesperados de su acompañante, el cuerpo de mi víctima se desploma en la entrada del edificio. Para Holden Caulfield. De Holden Caulfield. Ésta es mi declaración.
Espero a que venga la policía, el portero me ha quitado el arma, la pateó, no he opuesto resistencia. ¿Sabes lo que has hecho?, me grita con los ojos trémulos. Por fin puedo decir lo que tanto he anhelado: Sí, he disparado a John Lennon.

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